lunes, 19 de noviembre de 2012

Alan Glass y sus codiciadas cajas


 Sus surrealistas obras se han convertido en fetiche para los coleccionistas. Turner ha editado un libro con los mejores trabajos del artista canadiense.


Alan Glass (Montreal, 1932) se trasladó muy joven a París y para sobrevivir, trabajó a la puerta del famoso club de Jazz “Club Saint Germain des Prés” donde tocaban los grandes, Miles Davis, Modern Jazz Quartet…  París era la capital del jazz y del surrealismo.  “En París conocí a Breton, Péret, Victor Brauner, Toyen, Matta, Giacometti y pintores expresionistas abstractos, como Joane Mitchel, Sam Francis y Jean-Paul Riope.  Fueron años de formación”, dice el artista quien prosigue “la Galerie Le Bateau-Lavoir, que llevaba el mismo nombre que la casa donde vi- vió Picasso, descubrí a Charles Feligier, un pintor que yo no conocía, que estuvo muy próximo a Gauguin; también me impresionaron mucho Wols y los pequeños cuadros del minero Joseph Crépin, era un momento en que el surrealismo ya no tenía tanto impacto, ya que había sido sustituido por la pintura abstracta.”  

Estudió Bellas Artes en la Universidad de la Sorbona y aquellos primeros dibujos pintados bajo la luz de los flexos del club nocturno se expusieron individualmente, con ayuda de André Breton y Benjamin Péret  “Yo vivía en una buhardilla en Montmatre y un día llamaron a mi puerta dos surrealistas que exponían en la galería Étoile Scellée; venían a ver mis dibujos e insistieron en que los viera André Breton.  Curiosamente Breton no vivía lejos de mi casa, sólo a dos manzanas en la rue Fontaine”, cuenta Glass. En 1962, movido por su búsqueda de la magia y el lenguaje de los objetos se traslada a México donde aún vive.
Aunque Glass es surrealista, también se le vincula con el movimiento de la Ruptura. Gran amigo de Alejandro Jodorowsky, a quien conoció en París, ambos llegaron a México por la misma época.  Entre su grupo de amigos-artistas se contaron: Vicente Rojo, Pedro Friedeberg, Manuel Felguérez, el poeta Alberto Blanco o el galerista Ramón López Quiroga y, sobre todos ellos y hasta el día de su muerte:  Leonora Carrington.


Pero ¿qué secreto tienen esas cajas-objeto que las convierte en fetiche de coleccionista? Cada obra de Alan Glass es, a final de cuentas, un oráculo y un relicario.  En sus composiciones hay botones, conchas, artefactos indescriptibles junto a telas, pomos de puertas, piedras o abalorios…  y por encima de ellas el mar, el universo, el tiempo suspendido, los sueños de todos los hombres, la pasión y la carne.  El juego de reciclaje de las imágenes y de los objetos en la práctica del collage encuentra en el trabajo de este artista -como lo encontró antes en de su maestro y tutor virtual, Joseph Cornell- una cima.

Ahora, la editorial Turner con la autoría de Masayo Nonaka, experta en arte mexicano y  quien confiesa “he tardado décadas en prepararme para escribir un libro sobre el arte de Alan Glass”, presenta un libro magnífico lleno de las cajas artísticas que este chamán de los objetos, crea como obras únicas y ensalmos oníricos de un lenguaje universal.




Este libro libro excepcional contiene todos los objetos, todos los significados y todos los secretos del último de los surrealistas vivos.

(Publicado en FUERA DE SERIE -Expansión  el  25.07.2012)

Los créditos de las imágenes son de la colección particular del artista salvo la pieza “El festín de los grandes transparentes” 2001 que pertenece a la colección de Carlos y Carolina Laborde-Noguez.
 © Teopan S. A. de C. V.
Título: Alan Glass 
Autor(es): Masayo Nonaka (Autora) , Alan Glass (Artista) 
Colección: Arte y Fotografía
Encuadernación: Tela con sobrecubierta
Dimensiones: 24,5 x 33
Páginas: 340
ISBN: 978-84-7506-983-8
Idiomas: Español
Precio: 45,00 €



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